A de Alimentación
Tiempos de guerra, tiempos de hambre. Y
más cuando hablamos de cuatro largos años. Todos los países envueltos en la
contienda se resintieron, pero en el caso de Austria, Rusia y Alemania se rozó
la desesperación. Conocido es el llamado 'invierno de los nabos alemán' (1916-1917).
«El bloqueo naval de los británicos fue duro desde el principio, pero cada vez
se agravó más y más la situación». A esto se sumaba la pérdida de la cosecha de
patata, alimento clave de la dieta. El nabo, con muchas menos calorías, ocupó
su lugar. La situación se volvió trágica y las muertes de civiles se
multiplicaron por la mala alimentación, por sustitutivos tóxicos y por el cruel
frío —tampoco había carbón—. Inevitables las revueltas y las huelgas. La
respuesta de Ludendorff: censura y represión. «En las guerras, siempre se da
prioridad al suministro de los soldados, al frente. Pero la situación allí no era
mucho mejor. De ahí que se confraternizara en busca de comida»,
argumenta Artola. Se intercambiaba tabaco, incluso esculturas que se realizaban
con las anillas de las granadas. En el caso de franceses y británicos, no había
abundancia y los alimentos no siempre estaban en las mejores condiciones, pero
no vivieron esa situación límite.
B de Biblias / Balas
No está muy claro si por fe religiosa, pero
los ejemplares de bolsillo de la Biblia se agotaron en Gran Bretaña durante
la guerra. Fueron las madres las que, esperando un milagro, enviaban estos
ejemplares a sus hijos, que estaban en el frente. Jesús Hernández explica que
«la creencia era que muchos soldados habían esquivado la muerte llevando en el
bolsillo (protegiendo el corazón) la Biblia. No obstante, sólo hay dos casos
documentados en los que una Biblia detuvo una bala», matiza. Y fueron muchas.
Durante la contienda llegaron a fabricarse cerca de 100.000 millones de
balas. La producción industrial tuvo una gran importancia en la Gran Guerra
y con ella, las mujeres. Las que trabajaban en estas fábricas eran llamadas
'las canarias'. «Habían adquirido un color amarillento debido al TNT, el
trinitrotolueno, un explosivo de color rojizo, que se utilizaba para rellenar
los proyectiles. El contacto directo y prolongado con el mismo generaba manchas
cutáneas de este color, así como problemas respiratorios e infertilidad».
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